Pintarse las uñas, darse un masaje y hacerse un tratamiento de belleza con sus amigas era el deseo de Mariángeles. Así que con un par de toques de varita las esperaba una limusina para trasladarlas hasta un spa, estar rodeadas de burbujas y cumplir su sueño.
Muchas gracias a la Fundación Adey por ayudarnos a hacerlo posible.