A sus siete años, Hugo tiene clarísimo que quiere ser granjero, como su abuelo. Su pasión viene porque en su país, Venezuela, su abuelo tiene un terreno con algunos animales y han vivido toda la vida en contacto con ellos.
Desde que llegó a Madrid para someterse a un tratamiento oncológico, Hugo echaba muchísimo de menos las granjas. Con el objetivo de animarle, le sorprendimos con una visita en familia a la granja escuela El Álamo, donde disfrutó de un gran día viendo a un montón de animales como conejitos, gallinas, un cerdo, vacas…
Además, Hugo tuvo la suerte de encontrar un huevo recién puesto por una de las gallinas del corral, que luego pudimos poner en la incubadora.
Muchísimas gracias a la fundación occidente por ayudarnos a hacerlo posible y a granja el alamo por hacer de este día un recuerdo inolvidable y cuidar a Hugo y a su familia con tanto cariño.