Jeremy es un niño muy alegre y todo un campeón. Vino desde su país, Honduras, a recibir tratamiento y desde que llegó prácticamente no ha salido del hospital. Por eso tenía muchas ganas de tener una Nintendo Switch para distraerse durante los largos ingresos. Así que nos pusimos manos a la obra y aprovechamos su primer alta para jugar en un parque y hacer magia con la varita que, además de su deseada consola, le trajo su comida favorita… ¡¡papas con pollo!!
Muchísimas gracias a la Fundación Adey por ayudarnos a hacerlo posible .