A veces, solo necesitamos sentirnos como en casa para recargar las pilas. Sobre todo, si tu casa se encuentra a miles de kilómetros de distancia, como es el caso de Olexandra. A sus doce años, tuvo que abandonar Ucrania para venir a tratarse su enfermedad en España, donde pasa más tiempo dentro del hospital que fuera. Eso ha influido negativamente en su estado de ánimo, por lo que enseguida nos pusimos manos a la obra para solucionarlo. En cuanto la conocimos, descubrimos que lo que más le apetecía a Olexandra era pasar un fin de semana en la playa junto a su madre, donde poder respirar aire puro, bañarse en el mar, desconectar de su enfermedad y coger fuerzas para seguir adelante. ¡Dicho y hecho! Madre e hija pasaron unos días de ensueño en un entorno mágico, pasearon por la orilla del mar… y Olexandra venció muchos de los miedos provocados por las secuelas de su enfermedad.
Muchísimas gracias a la Fundación Monsma por hacerlo posible, a Elena por ayudarnos con tanto cariño y a casita de ajo por su cálida acogida.