Anthonella tiene 11 años y vino desde Perú para recibir tratamiento contra el cáncer. Su papá y su hermanito tuvieron que volver a su país, y desde entonces solo pueden verse por videollamada. Pero hace poco, se les rompió el ordenador… y hablar se volvió aún más difícil.
Desde la Fundación quisimos ayudarla a sentirse más cerca de los suyos. Le organizamos una comida sorpresa en un restaurante peruano —¡el primero que visita desde que llegó a España!— y, al llegar el postre, la entregamos un ordenador nuevo para que pueda volver a hablar con los suyos.
Anthonella no se lo esperaba. Estaba feliz. Fue un momento precioso que le devolvió la sonrisa y un trocito de su tierra.
Gracias Fundación La Caixa por ayudarnos a hacerlo posible y Uber por facilitarnos los desplazamientos.