A sus 9 años, Ginebra tiene una pasión clara: los animales. Desde pequeña, sueña con ser veterinaria. Pero su día a día no es sencillo. Padece talasemia mayor, una enfermedad crónica que la obliga a visitar el hospital con frecuencia para recibir transfusiones de sangre. A pesar de todo, su fuerza y valentía brillan con una luz especial, y sabíamos que teníamos que regalarle una experiencia única que le hiciera desconectar por un día de la rutina médica en la que vive.
La mañana del deseo comenzó con una pequeña «mentirijilla». Ginebra pensaba que iba camino del hospital, como tantas otras veces. Pero lo que no sabía es que esta vez el hospital al que iría no era para ella. ¡La llevábamos al Hospital Clínico Veterinario de la Universidad Complutense de Madrid!
Allí la recibieron como a una más en el equipo. Los veterinarios, con todo el cariño del mundo, le mostraron cada rincón del hospital. A lo largo de la mañana, Ginebra pudo ver cómo se realizaban radiografías y ecografías a diferentes animales. Se sintió como una auténtica profesional.
Pero la emoción no terminó ahí. Como en todo gran hospital, había cirugías por hacer, y Ginebra no podía perderse ese momento tan especial. Entró en quirófano y pudo presenciar la operación de un caballo, una experiencia que la dejó boquiabierta. Ver de cerca cómo trabajan los veterinarios le hizo comprender aún más la importancia de la profesión que tanto admira.
Fue una mañana mágica, llena de aprendizaje, pero sobre todo, de cariño. Ginebra no solo se llevó recuerdos imborrables, sino también la certeza de que su deseo de ser veterinaria es posible. Y nosotros, desde la Fundación Pequeño Deseo, nos sentimos afortunados de haber sido parte de este día tan especial, donde la magia de los sueños se hizo realidad.
Damos las gracias Tomellosothrowdown y al Hospital Clínico Veterinario Complutense por hacer posible este deseo, dedicarnos su tiempo y ser tan cariñosos con Ginebra.