Guzmán tiene solo 6 años, pero su valentía es inmensa. Pasa los días en el hospital luchando contra una inmunodeficiencia severa, enfrentando tratamientos complicados y muchas dificultades. Pero si algo nunca ha perdido, es su capacidad de soñar. Desde su ventana, ve despegar helicópteros y sueña con ser piloto algún día, con volar lejos de las agujas y los medicamentos.
Gracias a la magia de la Fundación Pequeño Deseo, su sueño se hizo realidad. Lo llevamos al Aeroclub Barcelona-Sabadell, donde descubrió cómo funciona un helicóptero, cómo giran las hélices y qué hacen los controles. Pero lo mejor llegó cuando subió a bordo y despegó. Con los auriculares puestos y una sonrisa de oreja a oreja, voló por primera vez.
Fue un día inolvidable, un momento de felicidad pura que le dará fuerzas para seguir soñando, incluso en los días más difíciles.
Gracias de corazón a Fundación Roviralta y Aeroclub.bs por ayudarnos a hacerlo posible.