Noa sueña con tener un perro desde que tiene uso de razón y cuando la leucemia llegó a su vida, durante un ingreso en la UCI, sus padres le prometieron que cuando todo acabase adoptarían uno. Esa promesa le dio fuerzas para seguir luchando y, cuando conocimos la historia en la Fundación, decidimos adelantarnos para cumplir su deseo. Ahora, Noa tiene una razón más para sonreír y Cuqui ha encontrado una familia junto a la que crecer feliz.
Mil gracias a la fundacion jesus serra por ayudarnos a hacer posible el deseo de Noa y por estar siempre a nuestro lado.