Ainhoa tiene 12 años y desde que le diagnosticaron leucemia linfoblástica, su mundo se paró. Hospital, tratamientos, días grises… Pero había algo que iluminaba su mirada cada vez que lo nombraba: París. Soñaba con caminar por sus calles, sentir el ambiente de la ciudad y, sobre todo, subir a la Torre Eiffel.
Y ese sueño, por fin, se hizo realidad
Gracias a la Fundación Pequeño Deseo y con el apoyo de Contra el cáncer Zaragoza, Ainhoa vivió unos días llenos de emoción junto a sus padres. Desde lo alto de la Torre Eiffel, con la ciudad a sus pies, volvió a sonreír como hacía tiempo no lo hacía.
Su madre nos dijo: «Este viaje le ha dado un impulso enorme. Volvemos con las pilas cargadas de esperanza».
Porque los deseos no solo se cumplen… también sanan.
Muchísimas gracias a Fundinocente por ayudarnos a hacerlo posible.